"Acabo de regresar de la 70 edición de la Feria del Libro. Ojalá vea muchas más. Es algo de lo que todos los madrileños nos deberíamos sentir orgullosos. Recuerdo de pequeño, cuando aún vivía en Leganés, estar deseando que llegara finales de mayo para que mi padre me llevara a la Feria del Libro. Cuantos sueños juntos, cuantos cientos de libros esperando que alguien los abra para leer una bonita historia, que grandes momentos esperaban tras esos momentos de incertidumbre lectora. Qué magia desprendía cada libro. Cómo me gustaba la liturgia de ir a ver libros, ojearlos, leer la sinopsis de cada historia, seleccionar un libro...
Muchos años después, sigo con la tradición. Devoro el calendario, esperando que llegue la fecha señalada. Ansío el día en que comienza la feria. ¡¡Cuántas veces soñé con escribir un libro y firmar en una caseta!!
Siempre pensé que era algo fuera de alcance. Pero, como bien saben aquellos que me conocen, soy muy cabezón. Y cuando me propongo algo lo consigo. Gracias en parte a la cantidad de libros leídos y otra a mi gran imaginación, comencé a escribir relatos. Con el tiempo, amplié las historias convirtiéndolas en sueños literarios. Finalmente un frío otoño del 2009, mi sueño se hizo realidad. ¡¡¡ Mi primer libro publicado !!! Presentaciones, charlas, firmas... Mi éxtasis se prolongaba. Mis aventuras continuaban. Por fín, en mayo del 2010 presenté mi libro, "La Verdadera Profecía" como novedad en la feria. Al final no se me dio mal porque vendí bastantes ejemplares ese año. Pero eso era lo de menos. Lo importante era compartir tus sueños, tus historias. Ese mundo que yo me he creado sería disfrutado por más gente, no moriría de desidia en un abarrotado cajón. Más gente conocería las andanzas de Veena, Manistrán, Señor Libro, etc...
Y éste año, he tenido la oportunidad de volver a firmar en la caseta 223 de Entrelíneas Editores. La semana pasada, en el turno de tarde, se me dio relativamente bien. Pero vuelvo a insistir, no importa los libros vendidos. Hay momentos impagables, como ésta mañana, en la que una chica a la que vendí mi libro el año pasado en la Feria del libro que ha venido desde Aranjuez adrede a la Feria, porque se enteró de que hoy por la mañana firmaba de 12 a 14 horas en la Feria. Sinceramente el vender o no libros daba igual. Hubiera pagado dinero tan sólo por ver a la chica emocionada por hablar conmigo sobre el libro. Lo que le había gustado o no de mi historia y por el ansia que me ha mostrado esperando esa segunda parte que no ve el día en que salga a la luz. Esa es la verdadera recompensa para un escritor. Aunque sólo fuera una persona a la que de verdad le gustara mi historia, merecería la pena  seguir escribiendo y yo lo voy a seguir haciendo. Eso es algo que no se paga, es algo que se siente, que te traspasa el alma y te marca para siempre."
Por Luis Celaá Morales

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