Las llamadas grasas trans aumentan el colesterol, elevan el riesgo de infarto, diabetes y obesidad. Multitud de estudios han puesto de manifiesto que su consumo se relaciona con todo tipo de enfermedades, como infarto, ictus, pérdida de memoria, hipertensión, obesidad, aumento del colesterol ‘malo’, diabetes e incluso cáncer. De hecho, se calcula que la sola ingesta diaria de cinco gramos de grasas trans basta para aumentar un 25% el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
A pesar de ello, los consumidores españoles no podemos saber qué alimentos procesados o productos han sido elaborados con grasas trans, porque las normas de etiquetado no obligan a las empresas alimentarias a declarar en el etiquetado su presencia, algo que no tienen sentido.
Por su parte, las empresas, conocedoras de la preocupación cada vez mayor de la sociedad por su salud, utilizan en el etiquetado expresiones como "aceites vegetales parcialmente hidrogenados". Mientras, en Estados Unidos, la FDA (Agencia Estadounidense del Medicamento) va más allá incluso y ya no sólo obliga a que se especifique que alimentos han sido elaborados con estas grasas, sino que están intentando prohibir o limitar la utilización de estás sustancias en los alimentos, como ya ocurre en otros países.
Por todo ello, como primer paso pedimos al Ministerio de Sanidad que obligue a las empresas alimentarias a que indiquen con claridad en qué productos utilizan este tipo de grasas para que el consumidor decida libremente si desea tomarlas o no.
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